2. CAMBIOS SEXUALESEN LA INFANCIAY
LA ADOLESCENCIA
2.1. LOS PRIMEROS AÑOS
2.2. LA ETAPA PREESCOLAR
2.3. LA PRIMERA INFANCIA
2.4. LA SEGUNDA INFANCIA
2.5. LA PUBERTAD
2.5.1. La pubertad masculina.
2.5.2. La pubertad femenina.
2.5.3. Problemas durante la
pubertad.
2.6. LA ADOLESCENCIA
2.6.1. Los cambios de la
adolescencia
2. CAMBIOS SEXUALES
EN LA INFANCIA Y LA ADOLESCENCIA
Aunque es un
hecho reconocido que la sexualidad se manifiesta de diversas formas en todas
las relaciones humanas, durante mucho tiempo el conocimiento y la reflexión
sobre esta dimensión de la vida se mantuvo al margen de la acción educativa y,
en el mejor de los casos, se limitó a la transmisión de información sobre
aspectos anatómicos y fisiológicos, soslayando sus dimensiones afectiva y
ética.
Sin embargo, el
hecho de que la Educación Sexual no haya formado parte del contenido educativo
explícito, no quiere decir que lo niños/as carezcan de información sobre su
propia sexualidad. A través de los medios de comunicación, de los grupos de
iguales, de la observación del mundo adulto, los niños se forman una visión
acerca de la relación con personas del sexo opuesto, saben qué conducta y
actitudes son aceptadas y cuáles no. Se forman concepciones acerca de la
sexualidad y asumen determinados valores como propios.
Una educación
sexual adecuada, desde temprana edad, puede contribuir a que los niños se
desarrollen en forma más equilibrada, sean capaces de comprender los cambios
que experimentan en su cuerpo, en sus estados de ánimo y en la manera de
relacionarse con los demás. De este modo, dispondrán de mejores herramientas
para tomar decisiones que les ayuden a vivir su sexualidad y evitar situaciones
de riesgo para su salud física o mental, y la de los demás.
La sexualidad humana
se compone de dos elementos: la biología y la historia. Es decir: nuestra
sexualidad es el resultado de la interacción entre nuestro instinto sexual
biológico y nuestras experiencias vitales. La biología es una constante. Toda
persona tiene un instinto determinado genéticamente. Pero la experiencia vital
es muy variable. Algunas sociedades y familias estimulan la libre expresión de
la sexualidad, mientras que otras la consideran falta grave, excepto cuando se
practica en circunstancias muy determinadas. Nuestro instinto sexual recibe la
influencia de las actitudes sociales ante la sexualidad, actitudes que varían
enormemente con el paso del tiempo y según la sociedad de que se trate.
El instinto
sexual humano experimenta unos cambios concretos a lo largo de la vida. Está en
nosotros desde el nacimiento hasta la muerte, pero no con la misma intensidad.
La sexualidad humana es única entre las demás funciones biológicas, en cuanto
que los ciclos sexuales de hombres y mujeres, por lo menos en nuestra sociedad
occidental, difieren en numerosos aspectos.
2.1. LOS PRIMEROS AÑOS
Desde que
iniciamos la vida, los seres humanos sentimos deseos de conocer. Cotidianamente
indagamos nuestros límites y nuestro lugar en el mundo. Y este proceso, que
nunca cesa a lo largo de la vida humana, es evidente en el recién nacido que,
con todos sus sentidos, poco a poco, explora y descubre cuanto le rodea. Cuando
lo niños inician el juego de exploración de su cuerpo, se tocan porque están
conociéndose y también por que experimentan placer al observar y sentir los
cambios que son capaces de provocar en su cuerpo.
Los niños muy
pequeños parecen experimentar placer y responder sexualmente cuando se les
acaricia, y sobre todo al tocar sus genitales. Los bebés suelen sonreír y emitir
sonido de placer cuando se produce algún contacto con su pene o su clítoris
durante el baño y el cambio de pañales. Los niños a menudo tienen erecciones
cuando se les toma en brazos y se les acaricia. Estas reacciones no son
aprendidas, sino que forman parte de nuestra herencia biológica.
2.2. LA ETAPA PREESCOLAR
A los 2 años, la
mayoría de los niños han dado los primeros pasos y balbuceos, y han establecido
un perfil de su identidad sexual, masculino o femenino. Hay una incuestionable
curiosidad hacia las partes del cuerpo y la mayoría de los pequeños descubren
(si aún no lo han hecho) que la estimulación genital produce sensaciones
placenteras. Primero el juego con los genitales acaece en solitario, tan pronto
como un niño pueda controlar sus manos se las llevará a los genitales. Pero más
tarde resurge en juegos como “enséñame los tuyos y yo te enseñaré los míos”, o
bien en los pasatiempos de “papá” y “mamá”. Además de frotarse el pene o el
clítoris manualmente, hay niños que se estimulan estregándose con una muñeca,
una almohada, una manta o cualquier otro objeto.
Poco más o menos
por esa misma época, los niños también cobran conciencia de cuando los padres
desaprueban sus tocamientos; a veces se desconciertan cuando éstos les dicen
que se fijen en su cuerpo, pero con exclusión de sus genitales.
Si bien es
conveniente que los padres eduquen a sus hijos dentro de las pautas socialmente
aceptables, hay algunos que frustran todo conato de jugueteo sexual diciendo
"eso no se hace", o "no te toques ahí abajo", o bien sin
que medien palabras, tomando la mano del pequeño y apartándola de los
genitales. El negativo impacto de estas constricciones puede constituir, a la
larga, la causa primera de disfunción sexual (Master y Johnson, 1970).
Los abrazos, las
caricias y otras formas de contacto afectuoso no genital entre el niño y las
personas que cuidan de él se consideran también básicas para su futuro
bienestar emocional y sexual. El contacto físico es muy agradable y
reconfortante para los bebés, y los prepara para el amor y la confianza en la
vida adulta, así como para desarrollar su sensualidad.
2.3. LA PRIMERA INFANCIA
Hacia los tres o
cuatro años, el niño ha alcanzado una buena coordinación física y ha
desarrollado una personalidad concreta, pero todavía inmadura. Su pensamiento
es mágico y primitivo. Pero puede relacionarse con otras personas, y está muy
vinculado sentimentalmente a sus padres. Todos estos hechos influyen en su
futura experiencia sexual.
El período entre
los cuatro y los seis años lo denominó Freud “período edípico”. En esta etapa
del desarrollo, los niños son capaces de experimentar sentimientos. Por el
hecho de esta viviendo con los padres, pueden sentirse atraídos emocionalmente
hacia el progenitor del sexo opuesto. Normalmente estas atracciones se
manifiestan en deseos y fantasías: “Me casará con mamá…”. Los niños flirtean y
sienten a veces un placer especial cuando realizan alguna actividad con su
madre o con su padre, los dos solos. Estos sentimientos de afecto se ponen
también de manifiesto cuando un niño se enfurece o muestra celos al ver que su
padre o su madre se prestan atención mutuamente, o la prestan a alguna otra
persona, o prefieren a algún otro hijo.
En una familia
en la que reina el afecto, estos sentimientos edípicos suelen resolverse de
manera constructiva.
Aunque pocas
veces existe un recuerdo consciente de estos hechos tempranos, éstos parecen
ser muy importantes para el desarrollo ulterior de la persona. Algunos
científicos consideran el período edípico como una fase decisiva en el
desarrollo de la personalidad en general, y en particular de la personalidad
sexual los psicoanalistas creen que estos primitivos sentimientos familiares
constituyen el guión del drama de las experiencias sentimentales y sexuales de
toda la vida posterior del individuo.
A esta edad los
niños/as inician una actividad masturbatoria. Pasan mucho tiempo tocando sus
genitales, no sólo por le placer que les proporciona, sino porque lo han
descubierto y quieren explorarlo y conocerlo.
Otra de las
características importantes de esta etapa es el descubrimiento de que existen
diferencias sexuales entre las personas y que el niño pertenece a un sexo
determinado. A esta edad, la sexualidad infantil hace referencia a cómo
descubren su pertenencia a determinado sexo, cómo adquieren características,
conductas y comportamientos que son distintivos de su sexo y de cómo reaccionan
ante las sensaciones de placer que brotan en su cuerpo.
En esta etapa su
curiosidad está orientada hacia todo y los niños quieren saber qué son
diferentes unos de otros, cómo nacen los bebés, cómo son los adultos y, también
es la época en que comienzan las preguntas acerca de la vida sexual de los
padres. Todas estas dudas son perfectamente naturales y, resolverlas, con la
sencillez propia para estos años, permite que los niños adopten frente a estos
temas una actitud de sana naturalidad. Hay que escuchar exactamente qué quieren
saber los niños, que sentimientos o miedos están detrás de las preguntas que
formulan. Es preciso saber qué se imaginan, así como qué situación o persona
motivó la duda. Lo mejor en estos casos es pedir al niño que explique l que
cree saber acerca del asunto que causa su inquietud. Eso dará una idea del
nivel de complejidad que el niño es capaz de recibir en la respuesta.
2.4. LA SEGUNDA INFANCIA
Este período se
inicia entre los cinco y seis años de edad y se extiende hasta los diez años
aproximadamente. Se considera que en esta etapa se detiene la evolución de la
sexualidad, ya que hay una disminución de las actividades sexuales. En esta
época los niños parecen interesarse más por desarrollar sus capacidades
relativas a los deportes, estudios y al aprendizaje de cosas nuevas; es la edad
de las aficiones y los caprichos.
Su instinto
sexual parece estar dormido, y por eso a esta época se le ha denominado
“período de latencia”. Pero la observación más cuidadosa y los estudios de
niños de sociedades más permisivas indican que los niños de esta edad no
solamente tienen algunos deseos sexuales, sino que los expresan si se les
permite hacerlo. Se masturba, y se entregan a fantasías que, aunque infantiles,
tienen un contenido erótico. Cuando pueden, se entregan también a juegos de
carácter sexual con otros niños, tanto del mismo sexo como del sexo contrario.
La exhibición y comparación de los órganos sexuales es frecuente entre los
varones. Estas prácticas son normales y representan un medio de descargar las
tensiones sexuales, saciar la curiosidad y, por medio de las comparaciones,
tranquilizar los temores ante alguna posible anormalidad.
A esta edad el
niño o la niña no suele formar relaciones sentimentales íntimas con niñas o con
niños del sexo opuesto, aunque esto puede darse en algunos casos. Lo más
frecuente es que los niños de esta edad formen grupos compuestos exclusivamente
por niños o por niñas, y que exista un antagonismo entre los dos sexos.
2.5. LA PUBERTAD
La pubertad es
el proceso que lleva a la madurez sexual y a la capacidad de reproducción.
Comienza en una edad promedio para las niñas de los 10 años, alcanzando una
madurez sexual a los 12 años, sin embargo esto varía dependiendo de la
alimentación y genes de cada persona pudiendo empezar desde los 8 a los 14
años. La edad promedio para que los niños entren en la pubertad es los 12 años,
alcanzando la madurez sexual a los 14 años, pero al igual que en las niñas
existe un fluctuación normal entre los 8 y los 16 años de edad.
La pubertad
determina importantes cambios físicos y psíquicos. Los órganos genitales crecen
y adquieren funcionalidad, de modo que el individuo es capaz de tener hijos. Se
desarrollan las características sexuales secundarias, y el niño o la niña, poco
diferenciados, se convierten claramente en un chico o una chica. El interés por
la sexualidad aumenta notablemente durante la pubertad. El joven es ahora
también capaz de enamorarse.
Todos estos
notables cambios vienen determinados por las hormonas sexuales. El estrógeno y
la testosterona inciden en alguna medida en todas las células del cuerpo, pero
los efectos más visibles son los que se producen en las células de los
genitales y de los órganos que representan las características sexuales
secundarias.
2.5.1. La pubertad masculina
Esta etapa
presenta cambios rápidos, sobre todo con respecto al cuerpo. Los cambios
mentales van más lentos que los físicos, por este motivo el joven puede presentar un desequilibrio
evolutivo entre la mente y el cuerpo. Esto lleva a los conflictos y a
los problemas típicos de la adolescencia. El joven se ve como un niño, en
muchos casos, mientras su cuerpo se va convirtiendo en adulto.
·
Cambios físicos:
Los cambios que
se dan en esta etapa son que la figura se vuelve más estrecha, alargada y
desproporcionada, con un crecimiento general. La piel de la cara cambia de
aspecto, apareciendo el acné en
ella y en el cuello. Nace el vello sobre el labio superior (lo que será el
bigote) y también en la barbilla y en las mejillas (la futura barba).
Un cambio típico
de esta etapa es el cambio de voz,
que se vuelve más grave. Se desarrollan los pechos y sale vello en las axilas. A su vez el
adolescente notará un aumento de su capacidad respiratoria. También se da un
alargamiento general de los huesos, sobre todo en los brazos y en las piernas,
y en éstas un alargamiento general de los músculos.
·
Cambios sexuales:
Con respecto a
los órganos genitales, se da un crecimiento de la próstata y las vesículas
seminales hasta que alcancen su volumen normal. También comienza el nacimiento del vello púbico, a la vez
que el escroto se agranda. El pene
también se hace más voluminoso y fuerte, y los testículos aumentan de tamaño
y comienzan a producir espermatozoides y testosterona. A la par que todos estos
cambios se suelen dar las eyaculaciones
involuntarias nocturnas (durante el sueño). Se denominan poluciones nocturnas, y son normales
en esta etapa del crecimiento.
·
Etapas de la pubertad
masculina
Las
transformaciones de las marcas sexuales en el chico ocurren de acuerdo a las
siguientes etapas:
1. A los 11
años, según el promedio (9 a 13 años), el pene y los testículos tienen la misma
medida que los de un niño de 4 o 5 años; quizás puede verse un leve vello en el
pubis.
2. A los 12 años
(promedio entre 10 y 14), los testículos comienzan a aumentar de volumen, los
pelos del pubis se hacen más visibles aunque aparezcan de una manera dispersa o
clara, el pene no varía de tamaño.
3. Hacia los 13
años (promedio entre 11 y 16 años) el vello púbico se hace más denso, rizado y
espeso, ocupa más superficie; el pene comienza a alargarse, los testículos
continúan aumentando su volumen, que se multiplicará por 8 en 3 años
aproximadamente.
4. La zona del
vello forma un triángulo, es casi como la del adulto pero ocupa menor
extensión. El pene se alarga, el glande aumenta de tamaño y se hace cada vez
más estimulante (pueden producirse algunas erecciones involuntarias, no
seguidas de eyaculaciones, desde muy temprano), la piel toma otro color y se
forman algunos pliegues o bolsas que poco a poco se hacen más oscuras y
gruesas.
5. Aparecen las
primeras eyaculaciones, pero la pubertad no se completa hasta que no se
alcancen los 17 o 18 años (media 15 y 21 años), cuando los órganos genitales en
su forma y enmarcación sean como los de adulto.
Todos estos cambios producen en el adolescente unos sentimientos de
inseguridad. Está
pasando de niño a adulto, pero su mente no va tan rápido como su cuerpo. La
resolución de dichos conflictos formará parte natural de su crecimiento como
persona y le ayudará en su paso hacia la madurez.
En este proceso
las hormonas sexuales desempeñan un papel muy importante y decisivo: son los
andrógenos, u hormonas masculinas. De entre ellas destaca la testosterona. La
mujer también tiene testosterona, pero en mucha menor cantidad que en el
hombre. El enorme incremento de la testosterona, que segregan los testículos a
partir de la pubertad, hace que el joven sienta un gran interés por la
sexualidad y un gran deseo de experiencias sexuales: esta gran fuerza se
denomina libido.
·
El proceso de la erección y la
eyaculación
En el hombre,
durante la pubertad, el pene crece y aumenta su sensibilidad. Al tocarlo, se
siente placer, aumenta de tamaño y se endurece a causa de la afluencia de
sangre a los cuerpos cavernosos de este órgano. Es lo que se llama erección. También se produce cuando se
recibe un estímulo sexual a través de la vista, se tiene un pensamiento
agradable, placentero, etc.
Ocasionalmente,
durante el sueño (polución nocturna) o manipulando el pene, el joven
experimenta una sensación placentera y verá fluir de su pene el semen. Es lo
que se llama eyaculación.
·
Mitos sobre la masturbación
La creencia errónea de que:
·
La
masturbación es una práctica limitada casi exclusivamente a los hombres.
·
La
masturbación durante la pubertad disminuye la potencia sexual en el hombre
adulto.
·
La
masturbación es físicamente dañina y disminuye la potencia sexual.
·
La
masturbación muy frecuente conduce a la homosexualidad.
·
La
masturbación es un hábito propio de las personas jóvenes e inmaduras.
·
La
masturbación en el hombre o en la mujer es señal de que algo no va bien en su
sexualidad.
·
La
masturbación en hombres te deja estéril.
2.5.2. La
pubertad femenina
Junto a un rápido crecimiento físico, se desarrollan los caracteres
sexuales secundarios: aparece el vello pubiano y axilar, se desarrollan las
mamas y aparece la primera menstruación (Menarca). La pubertad es un proceso
que puede durar entre un año y medio y seis años. Cuando finaliza, todos los
órganos reproductivos están en pleno funcionamiento, y la mujer ya está en
condiciones de tener hijos.
- Etapas
de la pubertad femenina:
El tiempo en la pubertad es diferente en cada mujer, influyen factores
como raza, tipo de alimentación o factores hereditarios (antecedentes
familiares). Estos últimos juegan un rol importante: las hijas tienden a
atravesar la pubertad, aproximadamente, a la misma edad de sus madres o de las
mujeres de la rama de su padre. La edad en que comienzan a desarrollarse las
mamas y aparece la primera menstruación puede variar por varios años en las
mujeres (entre los 8 y 15 años). En general la pubertad puede dividirse en
cuatro etapas:
1ª Etapa
(varía entre los 8 y los 11 años) denominada también Prepuberal. Comienzan a
producirse hormonas. Los primeros cambios que se notan son en las mamas: los
pezones empiezan a levantarse (botón mamario), como resultado del crecimiento
del tejido mamario que está por debajo de ellos. Esto se conoce como Telarquia
o Telarca. Comienza a crecer el útero; en esta etapa comienza a darse además,
un crecimiento acelerado de estatura y peso: se calcula que a los 10 años la
niña ya ha alcanzado el 80 por ciento de su estatura adulta.
2ª Etapa
(varía entre los 9 y 14 años): el crecimiento de las mamas es el primer signo
visible del desarrollo sexual, el vello del pubis aparece por esta época, meses
más tarde. El vello debajo de la axila empieza a crecer más tarde, al mismo
tiempo que aumentan las glándulas de esa zona que producen la transpiración.
Por otra parte, los labios externos de la vulva se ensanchan, el útero empieza
a crecer hasta convertirse en un órgano musculoso del tamaño aproximado de una
pera. Las caderas se van ensanchando y la cintura se hace más pequeña. En esta
etapa, el aumento de la producción hormonal favorece la aparición del acné, ya
que la piel se vuelva más grasa.
3ª Etapa
(varía entre los 10 y los 17 años): Continúa el crecimiento de las mamas y se
engrosa y oscurece el vello púbico. Aumentan en forma gradual el peso y la
estatura, los órganos internos y la vagina continúan su desarrollo y comienzan
a cambiar las características del flujo vaginal. Muchas niñas notan un desecho amarillo
o blanco en su ropa interior mientras entran en la pubertad. Este fluido es
normal y ayuda a limpiar y lubricar la vagina. La mayoría de
las niñas tienen su primera menstruación en esta etapa a la que se denomina
"Menarquia
o Menarca".
4ª Etapa
(varía entre los 14 y los 18 años): Se logra la madurez física y sexual: se
alcanza la estatura total, comienzan a regularizarse los ciclos menstruales y
la ovulación, y las mamas obtienen su tamaño final.
La libido femenina aumenta también durante la pubertad. Sus glándulas
suprarrenales y sus ovarios producen la pequeña cantidad de testosterona
necesaria y suficiente para provocar el deseo sexual femenino.
- Mitos
sobre la menstruación
La creencia errónea de que:
- Las
relaciones sexuales durante la menstruación tienen el peligro de infección
o contaminación.
- Durante
el periodo menstrual, la mujer no está preparada para tener relaciones
sexuales.
- Es
peligroso tener relaciones sexuales durante la menstruación.
- Durante
la menstruación, las mujeres no deben practicar deportes, ni bañarse,
ducharse o lavarse la cabeza.
2.5.3.
Problemas durante la pubertad
- Maduración sexual tardía
La maduración
sexual tardía es un retraso en el desarrollo sexual. Algunos adolescentes no
empiezan su desarrollo sexual a la edad habitual. Un retraso puede ser
perfectamente normal y quizás el desarrollo tardío sea un rasgo familiar. En
estos adolescentes, el índice de crecimiento antes de la pubertad es
generalmente normal. Aunque el crecimiento y la maduración sexual sean tardíos,
posteriormente continúan de forma normal.
Varias anomalías
pueden retrasar o evitar el desarrollo sexual. Las anomalías cromosómicas
pueden causar el síndrome de Turner en las jovencitas y el de Klinefelter en los
chicos. Otros trastornos genéticos pueden afectar a la producción hormonal. Un
tumor que daña la glándula hipófisis o la parte del cerebro responsable de la
maduración (hipotálamo) puede hacer disminuir las concentraciones de
gonadotropinas, hormonas responsables de estimular el crecimiento de los
órganos sexuales, o detener la producción hormonal por completo. Las
enfermedades crónicas, como la diabetes mellitus, una enfermedad de los riñones
y la fibrosis quística, también pueden retrasar la maduración sexual.
Los síntomas de
maduración sexual tardía en los varones son la ausencia de agrandamiento
testicular a los 13 años y medio, falta de vello púbico a los 15 o el
transcurso de más de 5 años desde el inicio del crecimiento genital hasta su
finalización. En las niñas, los síntomas son la falta del desarrollo de los
senos a los 13 años, el transcurso de más de 5 años desde el comienzo del
crecimiento de las mamas hasta el primer período menstrual, la ausencia de
vello púbico a los 14 o la ausencia de menstruación a los 16. La talla reducida
(baja estatura) puede indicar maduración tardía tanto en los niños como en las
niñas.
- Pubertad precoz
La pubertad
precoz es la maduración sexual que empieza antes de los 8 años en las niñas o
antes de los 10 en los niños.
En la pubertad
precoz verdadera, las glándulas sexuales (ovarios o testículos) maduran y la
apariencia exterior del niño se vuelve más propia de un adulto. Crece el vello
púbico y la forma del cuerpo del niño cambia. En la pubertad pseudoprecoz, sólo
la apariencia exterior se vuelve más adulta, mientras que las glándulas
sexuales permanecen inmaduras.
La pubertad
precoz verdadera es entre dos y cinco veces más frecuente en las niñas que en
los niños. Deriva de una precoz liberación de hormonas sexuales
(gonadotropinas) por parte de la glándula hipófisis; estas hormonas afectan a
los órganos sexuales. La liberación precoz de hormonas puede deberse a una
anomalía en la hipófisis, como un tumor que secreta hormonas o, por una
anomalía en el hipotálamo, la región del cerebro que controla la hipófisis.
Aproximadamente el 60 por ciento de los niños con pubertad precoz presenta una
anomalía identificable. Por el contrario, en aproximadamente el 80 por ciento
de las niñas de 6 años o más con este trastorno no se consigue identificar
ninguna anomalía, si bien la mayoría de las menores de 4 años de edad con
pubertad precoz verdadera tiene una anomalía cerebral.
En la pubertad
pseudoprecoz se producen cantidades elevadas de hormonas sexuales masculinas (andrógenos)
o femeninas (estrógenos); la causa puede ser un tumor en las glándulas
suprarrenales, en un testículo o en un ovario. Estas hormonas no impulsan la
maduración de las glándulas sexuales, pero hacen que el niño se parezca más a
un adulto.
Puede
desarrollarse una forma de pubertad pseudoprecoz (testotoxicosis) en un
trastorno hereditario raro que afecta a los niños cuando se produce una
maduración de los testículos que no depende del hipotálamo o de la glándula
hipófisis. De forma parecida, el síndrome de McCune-Albright es una enfermedad
que causa pubertad pseudoprecoz junto a trastornos óseos, pigmentación
irregular de la piel (manchas café con leche) y anomalías hormonales.
Tanto en la
pubertad precoz verdadera como en la pseudoprecoz, el niño desarrolla vello
facial, axilar y púbico. Su pene se alarga y su apariencia se vuelve más
masculina. Las niñas pueden comenzar a tener períodos menstruales, sobre todo
si presentan pubertad precoz verdadera, o pueden experimentar un desarrollo de
los pechos, del vello púbico y del vello axilar. Tanto en los niños como en las
niñas puede cambiar el olor corporal y aparecer acné. La estatura aumenta
rápidamente pero se detiene a una edad temprana. Por consiguiente, la talla
final es menor de la que cabía esperar. En la pubertad precoz verdadera, aunque
por lo general no en la pubertad pseudoprecoz, los testículos o los ovarios se
agrandan hasta alcanzar el tamaño del adulto.
2.6. LA
ADOLESCENCIA
El período comprendido entre la pubertad y el principio de la edad
adulta se denomina adolescencia. En ésta época, el chico o la chica se
distancian un tanto de sus padres y buscan relaciones emocionales con sus
compañeros de edad. Es una época de crisis.
Es una época de grandes oportunidades: de tomar decisiones constructivas
sobre tu carrera, tu forma de vida, identidad, valores y aspiraciones; pero
también es una época en la que corren grandes riesgos: el riesgo de la
decepción, de recibir heridas en tus puntos más vulnerables.
Los dramáticos
cambios físicos de la adolescencia pueden llegar a ser muy preocupantes para
algunos adolescentes, especialmente para aquellos que son tímidos y que no
desean hacer preguntas al respecto. En el otro extremo, las preocupaciones
pueden ponerse de manifiesto en forma de presunción excesiva tanto sobre su
capacidad sexual como sobre sus experiencias.
No es
sorprendente que, debido a la velocidad de estos cambios, algunos adolescentes
lleguen a estar tan preocupados por su apariencia que precisen ser
tranquilizados, especialmente si ellos no crecen o maduran tan rápidamente como
lo hacen sus amigos. Puede ser útil el recordar que cada adolescente se
desarrolla a una velocidad diferente.
Más de la mitad
de los adolescentes tendrán su primera experiencia sexual completa antes de los
16 años. Aquellos que comienzan tempranamente con relaciones sexuales tienen un
mayor riesgo de embarazos no deseados y de problemas de salud. Los nuevos
riesgos para la salud que suponen la infección por VIH y el SIDA constituyen
una preocupación adicional.
Además, un
adolescente puede no estar seguro de su orientación sexual, sobre si es
homosexual o no. Esta preocupación puede ser compartida por sus padres.
El apoyo
sensible, una guía clara e información exacta acerca de estos diferentes
aspectos de la sexualidad son muy apreciados por los adolescentes ya sean
procedentes de sus padres, del colegio, del médico de cabecera o de los centros
de orientación familiar.
La mayoría de
los adolescentes son bastante cuidadosos a la hora de la elección de sus
parejas. La promiscuidad sexual y la relaciones de riesgo repetitivas sin
protección suelen ser signo de la presencia de problemas emocionales
subyacentes, aunque también pueden reflejar un estilo de vida al límite - los
adolescentes que asumen riesgos en algunos aspectos de su vida tienden a
asumirlos en otras facetas de la misma.
Existen diferencias normales en la intensidad del instinto sexual de
cada individuo. La sexualidad es mucho más importante para unas persona que
para otras. Pero, durante la adolescencia, la libido de toda persona se hace
mucho más fuerte de lo que era durante la infancia. Las elevadas dosis de
testosterona han activado los centros sexuales del cerebro. El cómo se
manifieste y se viva este nuevo instinto sexual depende de las primeras
experiencias de cada joven, de su personalidad, de lo que espera de él o ella
su familia y la sociedad, de las oportunidades que tiene, y también de lo que
espera de él o ella su grupo social concreto. Por todo ello existe una gran
variedad en la forma y en la intensidad con que los jóvenes expresan sus deseos
sexuales.
La actividad
sexual real que se desarrolla varía mucho entre chicos y chicas. Físicamente
son capaces de experimentar deseo y excitación, y de tener orgasmos. La mayoría
se permiten a sí mismos varios grados de placer erótico, como estimularse
mutuamente los genitales hasta alcanzar el orgasmo, pero, en principio, esto
suele ocurrir sin coito ni penetración.
Es normal en
esta etapa sentir intranquilidad por el interés hacia la sexualidad, pues llama
la atención la posibilidad de tener una pareja y vivir el enamoramiento o
experimentar la aparición de sensaciones e impulsos sexuales y, al mismo
tiempo, una gran necesidad de liberarte de esa energía. Por ello, es normal
tener fantasías relacionadas con la actividad sexual o practicar la
masturbación.
La masturbación
es un acto voluntario, deliberado y buscado por una persona, con la intención
de obtener sensaciones placenteras a partir de la exploración de sus genitales.
Contrario a lo
que se piensa, la masturbación es un acto normal y saludable, aunque hacerlo o
no es una decisión personal. Quienes realizan esta actividad pueden sentirse
tranquilos y seguros de no hacer algo perjudicial, pues además de que se están
dando placer, están descubriendo su cuerpo y se brindan la oportunidad de
integrar el nuevo aspecto de los genitales a la imagen corporal. Pero sobre
todo, se deben tener en cuenta que es una actitud de transición hacia una
relación de pareja sin prejuicios.
2.6.1. Los cambios de la adolescencia
A la vez que se
hacen más altos, comienzan a afeitarse o tienen reglas, las personas de esta
edad comienzan a pensar y a sentir de forma diferente. Es la época en que
empiezan a establecer relaciones íntimas fuera del entorno familiar con amigos
de su misma edad. Las relaciones con la familia también cambian, los padres se
hacen menos imprescindibles cuando los adolescentes desarrollan su vida fuera
de la familia.
Los primeros
desacuerdos suelen surgir cuando los adolescentes comienzan a desarrollar sus
propios puntos de vista que con frecuencia no son compartidos por sus padres o
educadores. Como forma de alcanzar un sentido de identidad diferente del de sus
familiares, los adolescentes suelen pasar mucho tiempo en compañía de personas
ajenas a la familia o hablando por teléfono con sus amistades. Esta es otra de
las cosas que puede irritar a sus padres, pero es una forma importante de
lograr un sentido de identidad propio, independiente del de su familia. Estas
amistades forman parte del aprendizaje sobre como hacer progresos con los
demás. En esta época, el vestido y la apariencia física se convierten en muy
importantes, bien como forma de expresar solidaridad con los amigos bien como
forma de declarar su creciente independencia de la familia.
Ala vez que se
esfuerzan por ser más independientes, los adolescentes desean intentar nuevas
cosas, pero cuando se encuentran en dificultades pueden reconocer que tienen
poca experiencia para retroceder. Esto puede producir rápidos cambios de su
confianza en sí mismos y de su conducta de forma que parezcan muy maduros un
momento y muy infantiles en el siguiente. El sentirse trastornados o el perder
la confianza en sí mismos puede hacerles sentir infantiles y esto con
frecuencia se expresa por medio de conductas mal humoradas y enfurruñamiento
más que como disconfort. Los educadores tienen que ser flexibles con estas
conductas a pesar de que se sientan bastante estresados al respecto.
·
Asumiendo riesgos
La adolescencia
es el momento de nuestras vidas en que realmente comenzamos a aprender sobre el
mundo que nos rodea y a encontrar nuestro lugar en él. Este aprendizaje implica
el intentar nuevas experiencias, algunas de las cuales pueden resultar
arriesgadas o incluso peligrosas. Los jóvenes a esta edad anhelan la excitación
en una forma que la mayoría de los adultos encuentran difícil de comprender,
sobre todo las actividades excitantes que pueden resultar peligrosas.
Afortunadamente, la mayoría de los jóvenes buscan estas sensaciones en la
música, el deporte u otras actividades que precisan de gran cantidad de energía
pero que conllevan un escaso riesgo físico real.
Las primeras
experiencias con la bebida, con drogas o el fumar generalmente tienen lugar en
compañía de otros. Aquellos que lo hacen solos poseen un mayor riesgo. Las
advertencias de los adultos al respecto suelen ser ignoradas, aunque si éstas
proceden de algún adolescente mayor que ellos si suelen ser atendidas.
·
Problemas emocionales
Los adolescentes
suelen ser malhumorados y regañones, por una cosita se hunden de tristeza, se
vuelven coléricos, furiosos y no hay quien los entienda. Los adultos no saben
que decirles y, de repente, ya están risueños, simpáticos, cariñosos, etc.
Los cambios
frecuentes de humor pueden tener raíz fisiológica debida a las descargas de
hormonas que se vierten en el organismo (como cuando las mujeres tienen su
menstruación), o también causas psicológicas. Les sacan de quicio todas esas
razones tan convencionales sobre las que se apoyan tantos padres. Los
adolescentes son seres insatisfechos y se pueden comprender por qué: están
descontentos con ellos mismos, cuando no logran saber que hacer, ni que pensar
o decir, cuando no logran organizar sus propios impulsos o deseos.
Los cambios de
humor son también un reflejo de lo que viven en su interior; sus problemas de
amor, sus decepciones, sus malas calificaciones, la certeza del fracaso les
hace volverse gruñones, inquietos, protestones.
La investigación
ha puesto de manifiesto que cuatro de cada diez adolescentes en algún momento
se han sentido tan tristes que han llorado y han deseado alejarse de todo y de
todos. En el transcurso de su adolescencia uno de cada cinco adolescentes
piensa que la vida no merece la pena vivirla.
Estos frecuentes
sentimientos pueden dar lugar a un estado depresivo que puede no ser evidente
para los demás. Las ingestas alimenticias excesivas, la somnolencia y las
preocupaciones excesivas sobre su apariencia física pueden ser también signos
de malestar o disconfort emocional. De forma más obvia, pueden aparecer fobias
y ataques de pánico. Los estudios recientes han demostrado que los problemas
emocionales del adolescente no suelen ser reconocidos ni siquiera por sus
familiares o amigos.
·
Problemas conductuales
Los adolescentes
y sus padres suelen quejarse cada uno de la conducta del otro. Los padres con
frecuencia sienten que han perdido cualquier tipo de control o influencia sobre
sus hijos. Por su parte, los adolescentes, al mismo tiempo que desean que sus
padres sean claros y les suministren una estructura y unos límites, sin
embargo, se toman a mal cualquier restricción en sus libertades crecientes y en
la capacidad para decidir sobre sí mismos. Los desacuerdos son frecuentes, ya
que la persona joven lucha por forjar una identidad independiente. Aunque todo
esto es bastante normal, lo cierto es que la situación puede alcanzar un punto
en el que los padres realmente pierdan el control, no sabiendo dónde están sus
hijos, quiénes son ellos o qué les está pasando. La experiencia sugiere que los
adolescentes tienen una mayor probabilidad de tener problemas si sus padres no
saben donde están. Por tanto, es importante que ellos permitan a sus padres
conocer dónde van, aunque también es recomendable que sus padres se tomen la molestia
de preguntar.
·
Problemas escolares
Los adolescentes
que rechazan ir al colegio con frecuencia tienen dificultades en separarse de
sus padres, y este problema puede haber tenido su origen ya en la escuela
primaria. Este problema puede también manifestarse en forma de molestias del
tipo de dolores de cabeza o estómago.
Ante un
adolescente que no desea ir al colegio es necesario comprobar la posibilidad de
que esté siendo acosado por alguno de sus compañeros. El acoso es un problema
frecuente del que la gente joven encuentra difícil el hablar y que puede hacer
que ir a la escuela resulte una experiencia solitaria, miserable y amenazadora,
que finalmente puede dar lugar a problemas del tipo de ansiedad y depresión,
falta de confianza en sí mismo, y dificultad para hacer amigos. La forma que
tienen los educadores para poder ayudarles es asegurándose que el centro
educativo tiene una política antiacoso efectiva y proporcionando la ayuda
necesaria.
Aquellos que van
al colegio y hacen novillos son generalmente infelices en casa y se sienten
frustrados en el colegio y por eso suelen pasar su tiempo con otros que se
sienten del mismo modo.
Los problemas
emocionales con frecuencia afectan el rendimiento escolar. Es difícil
concentrarse adecuadamente cuando uno está preocupado sobre sí mismo o sobre lo
que ocurre en casa. Aunque la presión para hacerlo bien y para aprobar los
exámenes suele proceder de los padres o profesores, los adolescentes
generalmente desean hacerlo bien y se presionan a sí mismo si se les da la
oportunidad. El insistir de forma excesiva al respecto puede ser
contraproducente. Los exámenes son importantes, pero no se les debe permitir
que dominen sus vidas o que les hagan infelices.
·
Problemas con la ley
La mayoría de la
gente joven no viola la ley y aquellos que lo hacen son generalmente varones.
Cuando lo hacen, generalmente lo hacen una sola vez.
Las ofensas
repetidas pueden reflejar una cultura familiar, aunque también pueden ser el
resultado de la infelicidad o del malestar emocional. Es necesario descartar la
presencia de estos trastornos ante un adolescente que se mete de forma repetida
en problemas.
·
Problemas de alimentación
El sobrepeso es
una causa frecuente de infelicidad en los adolescentes. Si son criticados o se
ríen de su aspecto físico pueden disgustarse consigo mismos y llegar a
deprimirse de forma significativa, estableciéndose un círculo vicioso, ellos
hacen poco y comen para sentirse mejor, pero esto sólo hace que el problema del
peso empeore. El hacer dieta puede realmente agravar la situación. Es más
importante que se sientan felices consigo mismos estén gordos o delgados.
A pesar de que
muchos adolescentes hacen dieta, especialmente las mujeres, afortunadamente son
muy pocos los que desarrollarán un trastorno de la alimentación del tipo de la
bulimia o la anorexia nerviosa. Sin embargo, estos trastornos ocurrirán con
mayor probabilidad si los que se someten a una dieta estricta tienen una pobre
opinión de sí mismos, se encuentran bajo tensión o han tenido un problema de
sobrepeso en la infancia.
·
Drogas, Pegamentos y Alcohol
La mayoría de
los adolescentes no usa drogas, ni inhala pegamento, y la mayoría de los que lo
hace no irá más allá de experimentar ocasionalmente con ellos. A pesar de la
publicidad sobre otras drogas, el alcohol es la droga que con mayor frecuencia
causa problemas a los adolescentes. La posibilidad del uso de cualquier tipo de
droga debería ser considerada cuando los padres y/o educadores observen cambios
repentinos y graves en la conducta de los adolescentes.
·
Abuso
Los abusos
sexuales, físicos y emocionales pueden tener lugar en la adolescencia y pueden
dar lugar a muchos de los problemas mencionados con anterioridad. Las familias
con estos problemas precisan de ayuda especializada además de consejo legal ya
que muchas de estas conductas constituyen un delito que debe ser denunciado. No
es infrecuente que el desconocimiento sea cómplice de la permisividad y que la
ayuda en este orden de cosas resulte tardía.
·
Problemas menos frecuentes.
Mucho menos
frecuentes, los cambios conductuales y del estado de ánimo gradual pueden ser
signo de un trastorno psiquiátrico más grave. Aunque son trastornos
infrecuentes, la esquizofrenia y la depresión maníaca pueden comenzar en la
adolescencia.
El aislamiento
extremo puede ser un signo de esquizofrenia, aunque pueden existir otras
explicaciones para el mismo. Los educadores preocupados con estas posibilidades
deben ponerse en contacto con los padres y con el médico de cabecera del
adolescente.
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