Psicólogo Especialista en COACHING

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viernes, 12 de junio de 2015

Cambios Sexuales en la Infancia y Adolescencia

2. CAMBIOS SEXUALESEN LA INFANCIAY LA ADOLESCENCIA                               
      2.1. LOS PRIMEROS AÑOS
      2.2. LA ETAPA PREESCOLAR
      2.3. LA PRIMERA INFANCIA
      2.4. LA SEGUNDA INFANCIA
      2.5. LA PUBERTAD
                  2.5.1. La pubertad masculina.
                  2.5.2. La pubertad femenina.
                  2.5.3. Problemas durante la pubertad.
      2.6. LA ADOLESCENCIA
                        2.6.1. Los cambios de la adolescencia

2. CAMBIOS SEXUALES EN LA INFANCIA Y LA ADOLESCENCIA

Aunque es un hecho reconocido que la sexualidad se manifiesta de diversas formas en todas las relaciones humanas, durante mucho tiempo el conocimiento y la reflexión sobre esta dimensión de la vida se mantuvo al margen de la acción educativa y, en el mejor de los casos, se limitó a la transmisión de información sobre aspectos anatómicos y fisiológicos, soslayando sus dimensiones afectiva y ética.

Sin embargo, el hecho de que la Educación Sexual no haya formado parte del contenido educativo explícito, no quiere decir que lo niños/as carezcan de información sobre su propia sexualidad. A través de los medios de comunicación, de los grupos de iguales, de la observación del mundo adulto, los niños se forman una visión acerca de la relación con personas del sexo opuesto, saben qué conducta y actitudes son aceptadas y cuáles no. Se forman concepciones acerca de la sexualidad y asumen determinados valores como propios.

Una educación sexual adecuada, desde temprana edad, puede contribuir a que los niños se desarrollen en forma más equilibrada, sean capaces de comprender los cambios que experimentan en su cuerpo, en sus estados de ánimo y en la manera de relacionarse con los demás. De este modo, dispondrán de mejores herramientas para tomar decisiones que les ayuden a vivir su sexualidad y evitar situaciones de riesgo para su salud física o mental, y la de los demás.

La sexualidad humana se compone de dos elementos: la biología y la historia. Es decir: nuestra sexualidad es el resultado de la interacción entre nuestro instinto sexual biológico y nuestras experiencias vitales. La biología es una constante. Toda persona tiene un instinto determinado genéticamente. Pero la experiencia vital es muy variable. Algunas sociedades y familias estimulan la libre expresión de la sexualidad, mientras que otras la consideran falta grave, excepto cuando se practica en circunstancias muy determinadas. Nuestro instinto sexual recibe la influencia de las actitudes sociales ante la sexualidad, actitudes que varían enormemente con el paso del tiempo y según la sociedad de que se trate.

El instinto sexual humano experimenta unos cambios concretos a lo largo de la vida. Está en nosotros desde el nacimiento hasta la muerte, pero no con la misma intensidad. La sexualidad humana es única entre las demás funciones biológicas, en cuanto que los ciclos sexuales de hombres y mujeres, por lo menos en nuestra sociedad occidental, difieren en numerosos aspectos.


2.1. LOS PRIMEROS AÑOS

Desde que iniciamos la vida, los seres humanos sentimos deseos de conocer. Cotidianamente indagamos nuestros límites y nuestro lugar en el mundo. Y este proceso, que nunca cesa a lo largo de la vida humana, es evidente en el recién nacido que, con todos sus sentidos, poco a poco, explora y descubre cuanto le rodea. Cuando lo niños inician el juego de exploración de su cuerpo, se tocan porque están conociéndose y también por que experimentan placer al observar y sentir los cambios que son capaces de provocar en su cuerpo.

Los niños muy pequeños parecen experimentar placer y responder sexualmente cuando se les acaricia, y sobre todo al tocar sus genitales. Los bebés suelen sonreír y emitir sonido de placer cuando se produce algún contacto con su pene o su clítoris durante el baño y el cambio de pañales. Los niños a menudo tienen erecciones cuando se les toma en brazos y se les acaricia. Estas reacciones no son aprendidas, sino que forman parte de nuestra herencia biológica.


2.2. LA ETAPA PREESCOLAR

A los 2 años, la mayoría de los niños han dado los primeros pasos y balbuceos, y han establecido un perfil de su identidad sexual, masculino o femenino. Hay una incuestionable curiosidad hacia las partes del cuerpo y la mayoría de los pequeños descubren (si aún no lo han hecho) que la estimulación genital produce sensaciones placenteras. Primero el juego con los genitales acaece en solitario, tan pronto como un niño pueda controlar sus manos se las llevará a los genitales. Pero más tarde resurge en juegos como “enséñame los tuyos y yo te enseñaré los míos”, o bien en los pasatiempos de “papá” y “mamá”. Además de frotarse el pene o el clítoris manualmente, hay niños que se estimulan estregándose con una muñeca, una almohada, una manta o cualquier otro objeto.

Poco más o menos por esa misma época, los niños también cobran conciencia de cuando los padres desaprueban sus tocamientos; a veces se desconciertan cuando éstos les dicen que se fijen en su cuerpo, pero con exclusión de sus genitales.
Si bien es conveniente que los padres eduquen a sus hijos dentro de las pautas socialmente aceptables, hay algunos que frustran todo conato de jugueteo sexual diciendo "eso no se hace", o "no te toques ahí abajo", o bien sin que medien palabras, tomando la mano del pequeño y apartándola de los genitales. El negativo impacto de estas constricciones puede constituir, a la larga, la causa primera de disfunción sexual (Master y Johnson, 1970).

Los abrazos, las caricias y otras formas de contacto afectuoso no genital entre el niño y las personas que cuidan de él se consideran también básicas para su futuro bienestar emocional y sexual. El contacto físico es muy agradable y reconfortante para los bebés, y los prepara para el amor y la confianza en la vida adulta, así como para desarrollar su sensualidad.


2.3. LA PRIMERA INFANCIA

Hacia los tres o cuatro años, el niño ha alcanzado una buena coordinación física y ha desarrollado una personalidad concreta, pero todavía inmadura. Su pensamiento es mágico y primitivo. Pero puede relacionarse con otras personas, y está muy vinculado sentimentalmente a sus padres. Todos estos hechos influyen en su futura experiencia sexual.

El período entre los cuatro y los seis años lo denominó Freud “período edípico”. En esta etapa del desarrollo, los niños son capaces de experimentar sentimientos. Por el hecho de esta viviendo con los padres, pueden sentirse atraídos emocionalmente hacia el progenitor del sexo opuesto. Normalmente estas atracciones se manifiestan en deseos y fantasías: “Me casará con mamá…”. Los niños flirtean y sienten a veces un placer especial cuando realizan alguna actividad con su madre o con su padre, los dos solos. Estos sentimientos de afecto se ponen también de manifiesto cuando un niño se enfurece o muestra celos al ver que su padre o su madre se prestan atención mutuamente, o la prestan a alguna otra persona, o prefieren a algún otro hijo.

En una familia en la que reina el afecto, estos sentimientos edípicos suelen resolverse de manera constructiva.

Aunque pocas veces existe un recuerdo consciente de estos hechos tempranos, éstos parecen ser muy importantes para el desarrollo ulterior de la persona. Algunos científicos consideran el período edípico como una fase decisiva en el desarrollo de la personalidad en general, y en particular de la personalidad sexual los psicoanalistas creen que estos primitivos sentimientos familiares constituyen el guión del drama de las experiencias sentimentales y sexuales de toda la vida posterior del individuo.

A esta edad los niños/as inician una actividad masturbatoria. Pasan mucho tiempo tocando sus genitales, no sólo por le placer que les proporciona, sino porque lo han descubierto y quieren explorarlo y conocerlo.

Otra de las características importantes de esta etapa es el descubrimiento de que existen diferencias sexuales entre las personas y que el niño pertenece a un sexo determinado. A esta edad, la sexualidad infantil hace referencia a cómo descubren su pertenencia a determinado sexo, cómo adquieren características, conductas y comportamientos que son distintivos de su sexo y de cómo reaccionan ante las sensaciones de placer que brotan en su cuerpo.

En esta etapa su curiosidad está orientada hacia todo y los niños quieren saber qué son diferentes unos de otros, cómo nacen los bebés, cómo son los adultos y, también es la época en que comienzan las preguntas acerca de la vida sexual de los padres. Todas estas dudas son perfectamente naturales y, resolverlas, con la sencillez propia para estos años, permite que los niños adopten frente a estos temas una actitud de sana naturalidad. Hay que escuchar exactamente qué quieren saber los niños, que sentimientos o miedos están detrás de las preguntas que formulan. Es preciso saber qué se imaginan, así como qué situación o persona motivó la duda. Lo mejor en estos casos es pedir al niño que explique l que cree saber acerca del asunto que causa su inquietud. Eso dará una idea del nivel de complejidad que el niño es capaz de recibir en la respuesta.


2.4. LA SEGUNDA INFANCIA

Este período se inicia entre los cinco y seis años de edad y se extiende hasta los diez años aproximadamente. Se considera que en esta etapa se detiene la evolución de la sexualidad, ya que hay una disminución de las actividades sexuales. En esta época los niños parecen interesarse más por desarrollar sus capacidades relativas a los deportes, estudios y al aprendizaje de cosas nuevas; es la edad de las aficiones y los caprichos.

Su instinto sexual parece estar dormido, y por eso a esta época se le ha denominado “período de latencia”. Pero la observación más cuidadosa y los estudios de niños de sociedades más permisivas indican que los niños de esta edad no solamente tienen algunos deseos sexuales, sino que los expresan si se les permite hacerlo. Se masturba, y se entregan a fantasías que, aunque infantiles, tienen un contenido erótico. Cuando pueden, se entregan también a juegos de carácter sexual con otros niños, tanto del mismo sexo como del sexo contrario. La exhibición y comparación de los órganos sexuales es frecuente entre los varones. Estas prácticas son normales y representan un medio de descargar las tensiones sexuales, saciar la curiosidad y, por medio de las comparaciones, tranquilizar los temores ante alguna posible anormalidad.

A esta edad el niño o la niña no suele formar relaciones sentimentales íntimas con niñas o con niños del sexo opuesto, aunque esto puede darse en algunos casos. Lo más frecuente es que los niños de esta edad formen grupos compuestos exclusivamente por niños o por niñas, y que exista un antagonismo entre los dos sexos.


2.5. LA PUBERTAD

La pubertad es el proceso que lleva a la madurez sexual y a la capacidad de reproducción. Comienza en una edad promedio para las niñas de los 10 años, alcanzando una madurez sexual a los 12 años, sin embargo esto varía dependiendo de la alimentación y genes de cada persona pudiendo empezar desde los 8 a los 14 años. La edad promedio para que los niños entren en la pubertad es los 12 años, alcanzando la madurez sexual a los 14 años, pero al igual que en las niñas existe un fluctuación normal entre los 8 y los 16 años de edad.

La pubertad determina importantes cambios físicos y psíquicos. Los órganos genitales crecen y adquieren funcionalidad, de modo que el individuo es capaz de tener hijos. Se desarrollan las características sexuales secundarias, y el niño o la niña, poco diferenciados, se convierten claramente en un chico o una chica. El interés por la sexualidad aumenta notablemente durante la pubertad. El joven es ahora también capaz de enamorarse.

Todos estos notables cambios vienen determinados por las hormonas sexuales. El estrógeno y la testosterona inciden en alguna medida en todas las células del cuerpo, pero los efectos más visibles son los que se producen en las células de los genitales y de los órganos que representan las características sexuales secundarias.


2.5.1. La pubertad masculina

Esta etapa presenta cambios rápidos, sobre todo con respecto al cuerpo. Los cambios mentales van más lentos que los físicos, por este motivo el joven puede presentar un desequilibrio evolutivo entre la mente y el cuerpo. Esto lleva a los conflictos y a los problemas típicos de la adolescencia. El joven se ve como un niño, en muchos casos, mientras su cuerpo se va convirtiendo en adulto.

·         Cambios físicos:

Los cambios que se dan en esta etapa son que la figura se vuelve más estrecha, alargada y desproporcionada, con un crecimiento general. La piel de la cara cambia de aspecto, apareciendo el acné en ella y en el cuello. Nace el vello sobre el labio superior (lo que será el bigote) y también en la barbilla y en las mejillas (la futura barba).

Un cambio típico de esta etapa es el cambio de voz, que se vuelve más grave. Se desarrollan los pechos y sale vello en las axilas. A su vez el adolescente notará un aumento de su capacidad respiratoria. También se da un alargamiento general de los huesos, sobre todo en los brazos y en las piernas, y en éstas un alargamiento general de los músculos.

·         Cambios sexuales:

Con respecto a los órganos genitales, se da un crecimiento de la próstata y las vesículas seminales hasta que alcancen su volumen normal. También comienza el nacimiento del vello púbico, a la vez que el escroto se agranda. El pene también se hace más voluminoso y fuerte, y los testículos aumentan de tamaño y comienzan a producir espermatozoides y testosterona. A la par que todos estos cambios se suelen dar las eyaculaciones involuntarias nocturnas (durante el sueño). Se denominan poluciones nocturnas, y son normales en esta etapa del crecimiento.

·         Etapas de la pubertad masculina

Las transformaciones de las marcas sexuales en el chico ocurren de acuerdo a las siguientes etapas:

1. A los 11 años, según el promedio (9 a 13 años), el pene y los testículos tienen la misma medida que los de un niño de 4 o 5 años; quizás puede verse un leve vello en el pubis.
2. A los 12 años (promedio entre 10 y 14), los testículos comienzan a aumentar de volumen, los pelos del pubis se hacen más visibles aunque aparezcan de una manera dispersa o clara, el pene no varía de tamaño.

3. Hacia los 13 años (promedio entre 11 y 16 años) el vello púbico se hace más denso, rizado y espeso, ocupa más superficie; el pene comienza a alargarse, los testículos continúan aumentando su volumen, que se multiplicará por 8 en 3 años aproximadamente.

4. La zona del vello forma un triángulo, es casi como la del adulto pero ocupa menor extensión. El pene se alarga, el glande aumenta de tamaño y se hace cada vez más estimulante (pueden producirse algunas erecciones involuntarias, no seguidas de eyaculaciones, desde muy temprano), la piel toma otro color y se forman algunos pliegues o bolsas que poco a poco se hacen más oscuras y gruesas.

5. Aparecen las primeras eyaculaciones, pero la pubertad no se completa hasta que no se alcancen los 17 o 18 años (media 15 y 21 años), cuando los órganos genitales en su forma y enmarcación sean como los de adulto.

Todos estos cambios producen en el adolescente unos sentimientos de inseguridad. Está pasando de niño a adulto, pero su mente no va tan rápido como su cuerpo. La resolución de dichos conflictos formará parte natural de su crecimiento como persona y le ayudará en su paso hacia la madurez.

En este proceso las hormonas sexuales desempeñan un papel muy importante y decisivo: son los andrógenos, u hormonas masculinas. De entre ellas destaca la testosterona. La mujer también tiene testosterona, pero en mucha menor cantidad que en el hombre. El enorme incremento de la testosterona, que segregan los testículos a partir de la pubertad, hace que el joven sienta un gran interés por la sexualidad y un gran deseo de experiencias sexuales: esta gran fuerza se denomina libido.

·         El proceso de la erección y la eyaculación

En el hombre, durante la pubertad, el pene crece y aumenta su sensibilidad. Al tocarlo, se siente placer, aumenta de tamaño y se endurece a causa de la afluencia de sangre a los cuerpos cavernosos de este órgano. Es lo que se llama erección. También se produce cuando se recibe un estímulo sexual a través de la vista, se tiene un pensamiento agradable, placentero, etc.

Ocasionalmente, durante el sueño (polución nocturna) o manipulando el pene, el joven experimenta una sensación placentera y verá fluir de su pene el semen. Es lo que se llama eyaculación.


·         Mitos sobre la masturbación

La creencia errónea de que:

·         La masturbación es una práctica limitada casi exclusivamente a los hombres.
·         La masturbación durante la pubertad disminuye la potencia sexual en el hombre adulto.
·         La masturbación es físicamente dañina y disminuye la potencia sexual.
·         La masturbación muy frecuente conduce a la homosexualidad.
·         La masturbación es un hábito propio de las personas jóvenes e inmaduras.
·         La masturbación en el hombre o en la mujer es señal de que algo no va bien en su sexualidad.
·         La masturbación en hombres te deja estéril.


2.5.2. La pubertad femenina

Junto a un rápido crecimiento físico, se desarrollan los caracteres sexuales secundarios: aparece el vello pubiano y axilar, se desarrollan las mamas y aparece la primera menstruación (Menarca). La pubertad es un proceso que puede durar entre un año y medio y seis años. Cuando finaliza, todos los órganos reproductivos están en pleno funcionamiento, y la mujer ya está en condiciones de tener hijos.

  • Etapas de la pubertad femenina:

El tiempo en la pubertad es diferente en cada mujer, influyen factores como raza, tipo de alimentación o factores hereditarios (antecedentes familiares). Estos últimos juegan un rol importante: las hijas tienden a atravesar la pubertad, aproximadamente, a la misma edad de sus madres o de las mujeres de la rama de su padre. La edad en que comienzan a desarrollarse las mamas y aparece la primera menstruación puede variar por varios años en las mujeres (entre los 8 y 15 años). En general la pubertad puede dividirse en cuatro etapas:

1ª Etapa (varía entre los 8 y los 11 años) denominada también Prepuberal. Comienzan a producirse hormonas. Los primeros cambios que se notan son en las mamas: los pezones empiezan a levantarse (botón mamario), como resultado del crecimiento del tejido mamario que está por debajo de ellos. Esto se conoce como Telarquia o Telarca. Comienza a crecer el útero; en esta etapa comienza a darse además, un crecimiento acelerado de estatura y peso: se calcula que a los 10 años la niña ya ha alcanzado el 80 por ciento de su estatura adulta.

2ª Etapa (varía entre los 9 y 14 años): el crecimiento de las mamas es el primer signo visible del desarrollo sexual, el vello del pubis aparece por esta época, meses más tarde. El vello debajo de la axila empieza a crecer más tarde, al mismo tiempo que aumentan las glándulas de esa zona que producen la transpiración. Por otra parte, los labios externos de la vulva se ensanchan, el útero empieza a crecer hasta convertirse en un órgano musculoso del tamaño aproximado de una pera. Las caderas se van ensanchando y la cintura se hace más pequeña. En esta etapa, el aumento de la producción hormonal favorece la aparición del acné, ya que la piel se vuelva más grasa.

3ª Etapa (varía entre los 10 y los 17 años): Continúa el crecimiento de las mamas y se engrosa y oscurece el vello púbico. Aumentan en forma gradual el peso y la estatura, los órganos internos y la vagina continúan su desarrollo y comienzan a cambiar las características del flujo vaginal. Muchas niñas notan un desecho amarillo o blanco en su ropa interior mientras entran en la pubertad. Este fluido es normal y ayuda a limpiar y lubricar la vagina. La mayoría de las niñas tienen su primera menstruación en esta etapa a la que se denomina "Menarquia o Menarca".

4ª Etapa (varía entre los 14 y los 18 años): Se logra la madurez física y sexual: se alcanza la estatura total, comienzan a regularizarse los ciclos menstruales y la ovulación, y las mamas obtienen su tamaño final.

La libido femenina aumenta también durante la pubertad. Sus glándulas suprarrenales y sus ovarios producen la pequeña cantidad de testosterona necesaria y suficiente para provocar el deseo sexual femenino.

  • Mitos sobre la menstruación

La creencia errónea de que:

  • Las relaciones sexuales durante la menstruación tienen el peligro de infección o contaminación.
  • Durante el periodo menstrual, la mujer no está preparada para tener relaciones sexuales.
  • Es peligroso tener relaciones sexuales durante la menstruación.
  • Durante la menstruación, las mujeres no deben practicar deportes, ni bañarse, ducharse o lavarse la cabeza.


2.5.3. Problemas durante la pubertad

  • Maduración sexual tardía

La maduración sexual tardía es un retraso en el desarrollo sexual. Algunos adolescentes no empiezan su desarrollo sexual a la edad habitual. Un retraso puede ser perfectamente normal y quizás el desarrollo tardío sea un rasgo familiar. En estos adolescentes, el índice de crecimiento antes de la pubertad es generalmente normal. Aunque el crecimiento y la maduración sexual sean tardíos, posteriormente continúan de forma normal.

Varias anomalías pueden retrasar o evitar el desarrollo sexual. Las anomalías cromosómicas pueden causar el síndrome de Turner en las jovencitas y el de Klinefelter en los chicos. Otros trastornos genéticos pueden afectar a la producción hormonal. Un tumor que daña la glándula hipófisis o la parte del cerebro responsable de la maduración (hipotálamo) puede hacer disminuir las concentraciones de gonadotropinas, hormonas responsables de estimular el crecimiento de los órganos sexuales, o detener la producción hormonal por completo. Las enfermedades crónicas, como la diabetes mellitus, una enfermedad de los riñones y la fibrosis quística, también pueden retrasar la maduración sexual.

Los síntomas de maduración sexual tardía en los varones son la ausencia de agrandamiento testicular a los 13 años y medio, falta de vello púbico a los 15 o el transcurso de más de 5 años desde el inicio del crecimiento genital hasta su finalización. En las niñas, los síntomas son la falta del desarrollo de los senos a los 13 años, el transcurso de más de 5 años desde el comienzo del crecimiento de las mamas hasta el primer período menstrual, la ausencia de vello púbico a los 14 o la ausencia de menstruación a los 16. La talla reducida (baja estatura) puede indicar maduración tardía tanto en los niños como en las niñas.

  • Pubertad precoz

La pubertad precoz es la maduración sexual que empieza antes de los 8 años en las niñas o antes de los 10 en los niños.

En la pubertad precoz verdadera, las glándulas sexuales (ovarios o testículos) maduran y la apariencia exterior del niño se vuelve más propia de un adulto. Crece el vello púbico y la forma del cuerpo del niño cambia. En la pubertad pseudoprecoz, sólo la apariencia exterior se vuelve más adulta, mientras que las glándulas sexuales permanecen inmaduras.

La pubertad precoz verdadera es entre dos y cinco veces más frecuente en las niñas que en los niños. Deriva de una precoz liberación de hormonas sexuales (gonadotropinas) por parte de la glándula hipófisis; estas hormonas afectan a los órganos sexuales. La liberación precoz de hormonas puede deberse a una anomalía en la hipófisis, como un tumor que secreta hormonas o, por una anomalía en el hipotálamo, la región del cerebro que controla la hipófisis. Aproximadamente el 60 por ciento de los niños con pubertad precoz presenta una anomalía identificable. Por el contrario, en aproximadamente el 80 por ciento de las niñas de 6 años o más con este trastorno no se consigue identificar ninguna anomalía, si bien la mayoría de las menores de 4 años de edad con pubertad precoz verdadera tiene una anomalía cerebral.

En la pubertad pseudoprecoz se producen cantidades elevadas de hormonas sexuales masculinas (andrógenos) o femeninas (estrógenos); la causa puede ser un tumor en las glándulas suprarrenales, en un testículo o en un ovario. Estas hormonas no impulsan la maduración de las glándulas sexuales, pero hacen que el niño se parezca más a un adulto.

Puede desarrollarse una forma de pubertad pseudoprecoz (testotoxicosis) en un trastorno hereditario raro que afecta a los niños cuando se produce una maduración de los testículos que no depende del hipotálamo o de la glándula hipófisis. De forma parecida, el síndrome de McCune-Albright es una enfermedad que causa pubertad pseudoprecoz junto a trastornos óseos, pigmentación irregular de la piel (manchas café con leche) y anomalías hormonales.

Tanto en la pubertad precoz verdadera como en la pseudoprecoz, el niño desarrolla vello facial, axilar y púbico. Su pene se alarga y su apariencia se vuelve más masculina. Las niñas pueden comenzar a tener períodos menstruales, sobre todo si presentan pubertad precoz verdadera, o pueden experimentar un desarrollo de los pechos, del vello púbico y del vello axilar. Tanto en los niños como en las niñas puede cambiar el olor corporal y aparecer acné. La estatura aumenta rápidamente pero se detiene a una edad temprana. Por consiguiente, la talla final es menor de la que cabía esperar. En la pubertad precoz verdadera, aunque por lo general no en la pubertad pseudoprecoz, los testículos o los ovarios se agrandan hasta alcanzar el tamaño del adulto.


2.6. LA ADOLESCENCIA

El período comprendido entre la pubertad y el principio de la edad adulta se denomina adolescencia. En ésta época, el chico o la chica se distancian un tanto de sus padres y buscan relaciones emocionales con sus compañeros de edad. Es una época de crisis.

Es una época de grandes oportunidades: de tomar decisiones constructivas sobre tu carrera, tu forma de vida, identidad, valores y aspiraciones; pero también es una época en la que corren grandes riesgos: el riesgo de la decepción, de recibir heridas en tus puntos más vulnerables.

Los dramáticos cambios físicos de la adolescencia pueden llegar a ser muy preocupantes para algunos adolescentes, especialmente para aquellos que son tímidos y que no desean hacer preguntas al respecto. En el otro extremo, las preocupaciones pueden ponerse de manifiesto en forma de presunción excesiva tanto sobre su capacidad sexual como sobre sus experiencias.

No es sorprendente que, debido a la velocidad de estos cambios, algunos adolescentes lleguen a estar tan preocupados por su apariencia que precisen ser tranquilizados, especialmente si ellos no crecen o maduran tan rápidamente como lo hacen sus amigos. Puede ser útil el recordar que cada adolescente se desarrolla a una velocidad diferente.

Más de la mitad de los adolescentes tendrán su primera experiencia sexual completa antes de los 16 años. Aquellos que comienzan tempranamente con relaciones sexuales tienen un mayor riesgo de embarazos no deseados y de problemas de salud. Los nuevos riesgos para la salud que suponen la infección por VIH y el SIDA constituyen una preocupación adicional.

Además, un adolescente puede no estar seguro de su orientación sexual, sobre si es homosexual o no. Esta preocupación puede ser compartida por sus padres.

El apoyo sensible, una guía clara e información exacta acerca de estos diferentes aspectos de la sexualidad son muy apreciados por los adolescentes ya sean procedentes de sus padres, del colegio, del médico de cabecera o de los centros de orientación familiar.

La mayoría de los adolescentes son bastante cuidadosos a la hora de la elección de sus parejas. La promiscuidad sexual y la relaciones de riesgo repetitivas sin protección suelen ser signo de la presencia de problemas emocionales subyacentes, aunque también pueden reflejar un estilo de vida al límite - los adolescentes que asumen riesgos en algunos aspectos de su vida tienden a asumirlos en otras facetas de la misma.

Existen diferencias normales en la intensidad del instinto sexual de cada individuo. La sexualidad es mucho más importante para unas persona que para otras. Pero, durante la adolescencia, la libido de toda persona se hace mucho más fuerte de lo que era durante la infancia. Las elevadas dosis de testosterona han activado los centros sexuales del cerebro. El cómo se manifieste y se viva este nuevo instinto sexual depende de las primeras experiencias de cada joven, de su personalidad, de lo que espera de él o ella su familia y la sociedad, de las oportunidades que tiene, y también de lo que espera de él o ella su grupo social concreto. Por todo ello existe una gran variedad en la forma y en la intensidad con que los jóvenes expresan sus deseos sexuales.

La actividad sexual real que se desarrolla varía mucho entre chicos y chicas. Físicamente son capaces de experimentar deseo y excitación, y de tener orgasmos. La mayoría se permiten a sí mismos varios grados de placer erótico, como estimularse mutuamente los genitales hasta alcanzar el orgasmo, pero, en principio, esto suele ocurrir sin coito ni penetración.

Es normal en esta etapa sentir intranquilidad por el interés hacia la sexualidad, pues llama la atención la posibilidad de tener una pareja y vivir el enamoramiento o experimentar la aparición de sensaciones e impulsos sexuales y, al mismo tiempo, una gran necesidad de liberarte de esa energía. Por ello, es normal tener fantasías relacionadas con la actividad sexual o practicar la masturbación.

La masturbación es un acto voluntario, deliberado y buscado por una persona, con la intención de obtener sensaciones placenteras a partir de la exploración de sus genitales.

Contrario a lo que se piensa, la masturbación es un acto normal y saludable, aunque hacerlo o no es una decisión personal. Quienes realizan esta actividad pueden sentirse tranquilos y seguros de no hacer algo perjudicial, pues además de que se están dando placer, están descubriendo su cuerpo y se brindan la oportunidad de integrar el nuevo aspecto de los genitales a la imagen corporal. Pero sobre todo, se deben tener en cuenta que es una actitud de transición hacia una relación de pareja sin prejuicios.



2.6.1. Los cambios de la adolescencia

A la vez que se hacen más altos, comienzan a afeitarse o tienen reglas, las personas de esta edad comienzan a pensar y a sentir de forma diferente. Es la época en que empiezan a establecer relaciones íntimas fuera del entorno familiar con amigos de su misma edad. Las relaciones con la familia también cambian, los padres se hacen menos imprescindibles cuando los adolescentes desarrollan su vida fuera de la familia.

Los primeros desacuerdos suelen surgir cuando los adolescentes comienzan a desarrollar sus propios puntos de vista que con frecuencia no son compartidos por sus padres o educadores. Como forma de alcanzar un sentido de identidad diferente del de sus familiares, los adolescentes suelen pasar mucho tiempo en compañía de personas ajenas a la familia o hablando por teléfono con sus amistades. Esta es otra de las cosas que puede irritar a sus padres, pero es una forma importante de lograr un sentido de identidad propio, independiente del de su familia. Estas amistades forman parte del aprendizaje sobre como hacer progresos con los demás. En esta época, el vestido y la apariencia física se convierten en muy importantes, bien como forma de expresar solidaridad con los amigos bien como forma de declarar su creciente independencia de la familia.

Ala vez que se esfuerzan por ser más independientes, los adolescentes desean intentar nuevas cosas, pero cuando se encuentran en dificultades pueden reconocer que tienen poca experiencia para retroceder. Esto puede producir rápidos cambios de su confianza en sí mismos y de su conducta de forma que parezcan muy maduros un momento y muy infantiles en el siguiente. El sentirse trastornados o el perder la confianza en sí mismos puede hacerles sentir infantiles y esto con frecuencia se expresa por medio de conductas mal humoradas y enfurruñamiento más que como disconfort. Los educadores tienen que ser flexibles con estas conductas a pesar de que se sientan bastante estresados al respecto.

·         Asumiendo riesgos

La adolescencia es el momento de nuestras vidas en que realmente comenzamos a aprender sobre el mundo que nos rodea y a encontrar nuestro lugar en él. Este aprendizaje implica el intentar nuevas experiencias, algunas de las cuales pueden resultar arriesgadas o incluso peligrosas. Los jóvenes a esta edad anhelan la excitación en una forma que la mayoría de los adultos encuentran difícil de comprender, sobre todo las actividades excitantes que pueden resultar peligrosas. Afortunadamente, la mayoría de los jóvenes buscan estas sensaciones en la música, el deporte u otras actividades que precisan de gran cantidad de energía pero que conllevan un escaso riesgo físico real.

Las primeras experiencias con la bebida, con drogas o el fumar generalmente tienen lugar en compañía de otros. Aquellos que lo hacen solos poseen un mayor riesgo. Las advertencias de los adultos al respecto suelen ser ignoradas, aunque si éstas proceden de algún adolescente mayor que ellos si suelen ser atendidas.

·         Problemas emocionales

Los adolescentes suelen ser malhumorados y regañones, por una cosita se hunden de tristeza, se vuelven coléricos, furiosos y no hay quien los entienda. Los adultos no saben que decirles y, de repente, ya están risueños, simpáticos, cariñosos, etc.

Los cambios frecuentes de humor pueden tener raíz fisiológica debida a las descargas de hormonas que se vierten en el organismo (como cuando las mujeres tienen su menstruación), o también causas psicológicas. Les sacan de quicio todas esas razones tan convencionales sobre las que se apoyan tantos padres. Los adolescentes son seres insatisfechos y se pueden comprender por qué: están descontentos con ellos mismos, cuando no logran saber que hacer, ni que pensar o decir, cuando no logran organizar sus propios impulsos o deseos.

Los cambios de humor son también un reflejo de lo que viven en su interior; sus problemas de amor, sus decepciones, sus malas calificaciones, la certeza del fracaso les hace volverse gruñones, inquietos, protestones.

La investigación ha puesto de manifiesto que cuatro de cada diez adolescentes en algún momento se han sentido tan tristes que han llorado y han deseado alejarse de todo y de todos. En el transcurso de su adolescencia uno de cada cinco adolescentes piensa que la vida no merece la pena vivirla.

Estos frecuentes sentimientos pueden dar lugar a un estado depresivo que puede no ser evidente para los demás. Las ingestas alimenticias excesivas, la somnolencia y las preocupaciones excesivas sobre su apariencia física pueden ser también signos de malestar o disconfort emocional. De forma más obvia, pueden aparecer fobias y ataques de pánico. Los estudios recientes han demostrado que los problemas emocionales del adolescente no suelen ser reconocidos ni siquiera por sus familiares o amigos.

·         Problemas conductuales

Los adolescentes y sus padres suelen quejarse cada uno de la conducta del otro. Los padres con frecuencia sienten que han perdido cualquier tipo de control o influencia sobre sus hijos. Por su parte, los adolescentes, al mismo tiempo que desean que sus padres sean claros y les suministren una estructura y unos límites, sin embargo, se toman a mal cualquier restricción en sus libertades crecientes y en la capacidad para decidir sobre sí mismos. Los desacuerdos son frecuentes, ya que la persona joven lucha por forjar una identidad independiente. Aunque todo esto es bastante normal, lo cierto es que la situación puede alcanzar un punto en el que los padres realmente pierdan el control, no sabiendo dónde están sus hijos, quiénes son ellos o qué les está pasando. La experiencia sugiere que los adolescentes tienen una mayor probabilidad de tener problemas si sus padres no saben donde están. Por tanto, es importante que ellos permitan a sus padres conocer dónde van, aunque también es recomendable que sus padres se tomen la molestia de preguntar.


·         Problemas escolares

Los adolescentes que rechazan ir al colegio con frecuencia tienen dificultades en separarse de sus padres, y este problema puede haber tenido su origen ya en la escuela primaria. Este problema puede también manifestarse en forma de molestias del tipo de dolores de cabeza o estómago.

Ante un adolescente que no desea ir al colegio es necesario comprobar la posibilidad de que esté siendo acosado por alguno de sus compañeros. El acoso es un problema frecuente del que la gente joven encuentra difícil el hablar y que puede hacer que ir a la escuela resulte una experiencia solitaria, miserable y amenazadora, que finalmente puede dar lugar a problemas del tipo de ansiedad y depresión, falta de confianza en sí mismo, y dificultad para hacer amigos. La forma que tienen los educadores para poder ayudarles es asegurándose que el centro educativo tiene una política antiacoso efectiva y proporcionando la ayuda necesaria.

Aquellos que van al colegio y hacen novillos son generalmente infelices en casa y se sienten frustrados en el colegio y por eso suelen pasar su tiempo con otros que se sienten del mismo modo.

Los problemas emocionales con frecuencia afectan el rendimiento escolar. Es difícil concentrarse adecuadamente cuando uno está preocupado sobre sí mismo o sobre lo que ocurre en casa. Aunque la presión para hacerlo bien y para aprobar los exámenes suele proceder de los padres o profesores, los adolescentes generalmente desean hacerlo bien y se presionan a sí mismo si se les da la oportunidad. El insistir de forma excesiva al respecto puede ser contraproducente. Los exámenes son importantes, pero no se les debe permitir que dominen sus vidas o que les hagan infelices.

·         Problemas con la ley

La mayoría de la gente joven no viola la ley y aquellos que lo hacen son generalmente varones. Cuando lo hacen, generalmente lo hacen una sola vez.

Las ofensas repetidas pueden reflejar una cultura familiar, aunque también pueden ser el resultado de la infelicidad o del malestar emocional. Es necesario descartar la presencia de estos trastornos ante un adolescente que se mete de forma repetida en problemas.

·         Problemas de alimentación

El sobrepeso es una causa frecuente de infelicidad en los adolescentes. Si son criticados o se ríen de su aspecto físico pueden disgustarse consigo mismos y llegar a deprimirse de forma significativa, estableciéndose un círculo vicioso, ellos hacen poco y comen para sentirse mejor, pero esto sólo hace que el problema del peso empeore. El hacer dieta puede realmente agravar la situación. Es más importante que se sientan felices consigo mismos estén gordos o delgados.

A pesar de que muchos adolescentes hacen dieta, especialmente las mujeres, afortunadamente son muy pocos los que desarrollarán un trastorno de la alimentación del tipo de la bulimia o la anorexia nerviosa. Sin embargo, estos trastornos ocurrirán con mayor probabilidad si los que se someten a una dieta estricta tienen una pobre opinión de sí mismos, se encuentran bajo tensión o han tenido un problema de sobrepeso en la infancia.

·         Drogas, Pegamentos y Alcohol

La mayoría de los adolescentes no usa drogas, ni inhala pegamento, y la mayoría de los que lo hace no irá más allá de experimentar ocasionalmente con ellos. A pesar de la publicidad sobre otras drogas, el alcohol es la droga que con mayor frecuencia causa problemas a los adolescentes. La posibilidad del uso de cualquier tipo de droga debería ser considerada cuando los padres y/o educadores observen cambios repentinos y graves en la conducta de los adolescentes.

·         Abuso

Los abusos sexuales, físicos y emocionales pueden tener lugar en la adolescencia y pueden dar lugar a muchos de los problemas mencionados con anterioridad. Las familias con estos problemas precisan de ayuda especializada además de consejo legal ya que muchas de estas conductas constituyen un delito que debe ser denunciado. No es infrecuente que el desconocimiento sea cómplice de la permisividad y que la ayuda en este orden de cosas resulte tardía.

·         Problemas menos frecuentes.

Mucho menos frecuentes, los cambios conductuales y del estado de ánimo gradual pueden ser signo de un trastorno psiquiátrico más grave. Aunque son trastornos infrecuentes, la esquizofrenia y la depresión maníaca pueden comenzar en la adolescencia.

El aislamiento extremo puede ser un signo de esquizofrenia, aunque pueden existir otras explicaciones para el mismo. Los educadores preocupados con estas posibilidades deben ponerse en contacto con los padres y con el médico de cabecera del adolescente.


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